En este artículo vamos a explorar la fascinante historia de Oporto, desde sus orígenes antiguos hasta los eventos más significativos que moldearon tanto la ciudad como la historia de Portugal.
Este es uno de los artículos que puedes encontrar en nuestra sección de “Historia y Monumentos de Oporto”, donde contamos en detalle la historia de los monumentos y la vida de las principales figuras que marcaron la ciudad.
“Oporto no es un lugar. Es un sentimiento.” – Agustina Bessa-Luís
Oporto hasta y durante la Edad Media
Los primeros vestigios del castro protohistórico, que dio origen a la ciudad de Oporto, aparecen en el cerro de la Sé o de la Penaventosa, con características similares a otros castros del noroeste peninsular. En el Arqueosito (Calle de D. Hugo n.º 5) se encontraron objetos de uso cotidiano y construcciones datables de los siglos IV-III a.C., y en las cercanías otros hallazgos atestiguan una ocupación que tendría su origen en los primeros siglos del primer milenio a.C.
Siglos más tarde, en el siglo I d.C., el territorio que hoy es Oporto, llamado Cale, presenta un nivel significativo de romanización, y la creciente dinámica portuaria habrá reforzado la zona como polo catalizador de la economía regional, surgiendo entonces las primeras referencias a Portucale. Esta asumirá en los próximos tiempos un papel protagónico con el reordenamiento del territorio y será también la ciudad que dará origen al nombre de Portugal.
Ya después de la creación del reino de Portugal, a partir del siglo XIV, es evidente la necesidad de un nuevo paño de murallas para la protección de las casas y los negocios contra las inseguridades que llegaban por tierra y por mar. La muralla, por iniciativa de D. Afonso IV, solo fue terminada en el reinado de D. Fernando I, de donde proviene la designación de “muralla Fernandina”. Esto hace que la ciudad se vuelva más poderosa militarmente y, al mismo tiempo, se facilitó la accesibilidad a moradores y visitantes, a través de una serie de puertas (la famosa Puerta del Olival, donde hoy se sitúa el Café de la Puerta del Olival) y postigos (el famoso Postigo del Carvão), que fueron abriéndose a lo largo de su perímetro.
Es también en este siglo, durante la crisis de 1383-1385, que el rey D. João I demuestra un especial aprecio por Oporto debido a su colaboración en la victoria de la guerra contra Castilla. Es aquí donde celebra su matrimonio con D. Filipa de Lencastre y en ella nació y fue bautizado su quinto hijo, el infante D. Henrique, el portuense más importante de todos los tiempos. Nació el 4 de marzo de 1394, y fue apodado “el navegante” por el empeño que dedicó a la exploración ultramarina, teniendo la ciudad de Oporto y sus astilleros un papel fundamental en ello.
Muchos historiadores dicen que es a partir de esta época que los habitantes de Oporto comenzaron a ser denominados “Tripeiros”, por proporcionar las carnes para los barcos y mantener las entrañas para la población. La gente de Oporto ya estaba acostumbrada a este tipo de cosas, pues como ciudad portuaria dedicada al comercio marítimo con el norte de Europa, ya alimentaba a sus marineros con lo mejor que disponía.
Oporto después de la Edad Media – Siglo XIX
El siglo XVI es un punto de inflexión en la expansión urbana, a pesar de mantener un cierto carácter rural. El aflujo de embarcaciones imponía una mejora en los apoyos a la navegación, y el desarrollo comercial y de la construcción naval proporcionó un crecimiento demográfico que no soportó el límite impuesto por las murallas, provocando una expansión extramuros cada vez más pronunciada.
Se mejoran los fuertes que defienden la entrada de la barra y la ciudad, y se inicia una serie de amplios espacios verdes concebidos para el disfrute colectivo, como la Alameda de la Cordoaria y la Calzada de las Virtudes.
Entre los siglos XVI y XVII, la población extranjera comienza a tener una presencia visible en la ciudad. Los flamencos surgen mezclados con los germánicos, concentrándose más en Vila Nova; los franceses crean residencias temporales, incluso si son por largos períodos; y los británicos se establecen con mayor fuerza a partir de finales del siglo XVII, a través de sus casas comerciales y muy asociados a la prosperidad del comercio del vino de Oporto.
Pero es un artista italiano, Nicolau Nasoni (1691-1773), que llegó en 1725, quien crea un gran impacto al diseñar diversos edificios en la ciudad y en el norte del país. Este maestro de la pintura que se estableció en Oporto, rápidamente comienza a elaborar proyectos de arquitectura, y en 1731 se dedica al proyecto de la iglesia, torre y enfermería de los Clérigos, entre otros monumentos como el palacio del Freixo, la quinta de la Prelada, la casa de Bonjóia, la casa del Despacho de la Orden Tercera de S. Francisco, la fachada de la Iglesia de la Misericordia, etc.
Invicta Ciudad de Oporto: de las Invasiones Francesas a la Guerra Civil Portuguesa
La historia de Oporto, al igual que muchas otras ciudades europeas, se cruza con la Revolución Francesa (1789), que buscó acabar con la monarquía e instaurar la República. Cuando Napoleón se autoproclama emperador de Francia e impone el bloqueo continental a los barcos británicos en 1806, con la intención de someter su comercio, el príncipe regente, D. João, intenta retrasar la decisión para honrar la antigua alianza. Cuando decide adherirse al bloqueo, las tropas franco-españolas, comandadas por Junot, invaden Portugal. Mientras tanto, la corte se había trasladado a Río de Janeiro, Brasil.
Dato curioso: La ciudad de Oporto nunca fue considerada capital de Portugal, pero Río de Janeiro, Guimarães, Angra do Heroísmo y Coimbra sí lo fueron.
Es en este período de las invasiones francesas cuando ocurre el desastre más famoso de la historia de Oporto: la caída de la Ponte das Barcas, el 29 de marzo de 1809. La historia comienza cuando las tropas comandadas por el general francés Soult llegan a Oporto y, tras derrotar a las milicias que defienden la ciudad, las tropas francesas rompen las líneas y saquean la ciudad durante tres días. Para impedir el paso de las tropas enemigas hacia el sur, la población se agolpa en el lado norte de la puente de las barcas en la Ribeira, lo que provoca su caída y la muerte de cientos de personas.
La ciudad solo logra liberarse con la ayuda del famoso inglés Arthur Wellesley, 1.º Duque de Wellington (antiguo primer ministro del Reino Unido que comandó la victoria final en Waterloo en 1815). El 11 de mayo, el general francés Soult huye con todo su estado mayor, dejando atrás alrededor de 4,000 heridos.
En los años siguientes a las invasiones, la ciudad enfrentaría momentos muy difíciles, como la escasez de alimentos, el aumento de la mendicidad y el bandolerismo, lo que cambiaría para siempre su forma de vivir.
Es entonces, influenciado por los movimientos de la época, que se lleva a cabo la Revolución Liberal de Oporto el 24 de agosto de 1820 (de ahí el nombre de Campo 24 de Agosto en esa zona de la ciudad), que tuvo enormes repercusiones tanto en la historia de Portugal como en la historia de Brasil.
Apenas seis años después, con la muerte del rey en 1826, surge el problema de la sucesión. El sucesor, D. Pedro, es emperador de Brasil y, como tal, recibe la corona de Portugal, para luego abdicar en favor de su hija mayor, María de la Gloria. En un intento de convergencia, acuerda con su hermano Miguel su matrimonio con la sobrina (nada inusual para la época…). Este acepta lo estipulado por su hermano, pero a la primera oportunidad, usurpa el poder, reinstaurando el absolutismo.
El “Terror Miguelista” estaba así instalado, aplicando medidas persecutorias e inquisitoriales. Uno de los episodios más famosos de este terror ocurre en 1829, en la Praça Nova (actualmente Praça da Liberdade), donde fueron ejecutados 12 liberales involucrados en las revueltas de 1828, de Oporto y Aveiro. 10 hombres fueron ahorcados el 7 de mayo y otros dos, el 9 de octubre, fueron decapitados y sus cabezas expuestas cerca de sus viviendas o en lugares públicos.
Estos acontecimientos, junto con la abdicación de la corona imperial de Brasil por parte de D. Pedro, hacen necesario que regrese a Portugal para devolver el trono a su hija, D. Maria II, y dan inicio a la guerra civil portuguesa, entre absolutistas y liberales. De 1832 a 1834, en su mayor parte en la ciudad de Oporto, entre julio de 1832 y agosto de 1833, se desarrolló el denominado “Cerco de Oporto”, que devastó la ciudad, no solo por los constantes bombardeos, sino también por las condiciones climáticas y de salud, como el hambre y el cólera.
A pesar del cerco a la ciudad, la victoria fue de los liberales, devolviendo así el legítimo trono a D. Maria II y expulsando a D. Miguel del país.
Cuando hablamos del corazón de la ciudad de Oporto, nos referimos a la actual Praça da Liberdade (antes conocida como Praça de D. Pedro), pero este nombre tiene un significado mucho más especial, que va más allá de ser simplemente el centro de Oporto. Literalmente, el corazón de D. Pedro se encuentra en la ciudad, en la Iglesia de la Lapa, en una urna guardada en un mausoleo, cerrado con cinco llaves, siendo una de ellas de la Cámara Municipal de Oporto. Es muy común que cuando el presidente de Brasil visita Portugal, también venga a Oporto debido a la conexión de la ciudad con el país.
De hecho, existen muchas más conexiones de D. Pedro y su hija con la ciudad:
- La atribución del título de duque de Oporto a su segundo hijo real;
- D. Maria II modificaría completamente las armas de la ciudad considerando los añadidos de su padre, convirtiéndolos en símbolos reales;
- La atribución del título que hoy tanto nos enorgullece, “Invicta”, a la ciudad de Oporto. Así, el nombre completo de Oporto es “Antigua, Muy Noble, Siempre Leal e Invicta Ciudad de Oporto”. No está mal ser llamado así, ¿verdad? 🙂
De Invicta hasta los Días de Hoy
Después de algunos años muy tumultuosos, la ciudad progresó gradualmente. En 1851, surge la primera experiencia de iluminación pública a gas, que se extiende cuatro años más tarde a toda la ciudad; los cafés se convierten en grandes centros de ocio, política y negocios, y la industrialización llega con las máquinas de vapor.
La modernización de la ciudad da lugar a la idea de un centro de grandes exposiciones similar al edificio de la Feria Industrial de Londres, el Palacio de Cristal. La revolución del transporte, con la construcción del puente de D. Maria Pia en 1877, asegura la conexión ferroviaria hacia el sur. Pocos años después, se concluye en 1887 la línea del Duero, un año después de la inauguración del puente Luis I.
Todo esto provoca que el ruralismo dé paso a nuevas manchas urbanas orientales y occidentales, como la Foz do Douro, que se convierte en un espacio muy concurrido para veraneo.
A finales del siglo XIX, ocurre un evento que marcará para siempre la historia de Portugal y, en consecuencia, de Oporto. A pesar de que el gusto por el fútbol inglés comenzaba a crecer entre la población, la noticia del “ultimátum inglés” del 11 de enero de 1890, que terminaba con las pretensiones portuguesas en el interior de África Oriental, crea un clima anti-británico en esa época. La humillación de tener que aceptar la resolución de retirada de los territorios africanos conduce a un estado de ánimo revoltoso que circula por los cafés y se manifiesta en la prensa.
Un plan ideado por civiles, acelerado por los militares de la guarnición de Oporto y muchas del norte que no llegaron a intervenir, condujo entonces a la famosa Revolta Republicana del 31 de enero de 1891, que aún hoy tiene significado en Oporto. Por eso decimos “está aquí un 31”, lo que significa que hay un gran problema o confusión.
Portugal finalmente instaurará la República solo 20 años después, el 5 de octubre de 1910.
La 1.ª República Portuguesa resultó ser una decepción y estuvo marcada por una enorme inestabilidad política (agravada por la Primera Guerra Mundial (1914-1918)) y crisis social y económica.
Es entonces que, el 28 de mayo de 1926, surge en Portugal un régimen dictatorial y más tarde el “Estado Novo” de António Oliveira Salazar. Este régimen casi aniquila la actividad contestataria de la ciudad, que fue violentamente reprimida: desde muertes, prisiones, deportaciones, exilios hasta simplificaciones de obras en la ciudad como su actual Cámara Municipal. Según el plan inicial, esta podría haber sido aún más grande y espectacular, pero hasta en eso el régimen disminuye a Oporto.
El descontento máximo de la ciudad tuvo su momento con la candidatura del general Humberto Delgado a las elecciones presidenciales de 1958, a pesar de los resultados manipulados por el régimen. El 14 de mayo de 1958, el conocido “General Sin Miedo” fue recibido en apoteosis por alrededor de 200,000 seguidores en Oporto, lo que lo llevó a decir que “mi corazón quedará en Oporto”, en una clara referencia a la conexión de la ciudad con el corazón de D. Pedro IV.
Con el fin de la dictadura, el 25 de abril de 1974, ¡la ciudad volvió a ser libre!
Actualidad
Hoy en día, afortunadamente, Oporto es una ciudad vibrante, llena de portugueses y personas de otras nacionalidades, que recibe una amplia variedad de eventos, incluidos grandes festivales, conferencias y eventos deportivos de proyección mundial, como la Final de la Liga de Campeones de Fútbol en 2021. Mucho de lo que vivimos hoy tuvo su inicio el 5 de diciembre de 1996, cuando el Centro Histórico de Oporto, junto con el Puente Luis I y el Monasterio de la Serra do Pilar, fueron reconocidos como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Es por esta y muchas otras distinciones, como el título de Mejor Destino de Ciudad de Europa en múltiples años consecutivos, que hoy es un placer vivir en esta ciudad.
Es por esto y mucho más que hoy decimos, orgullosamente: ¡somos de la Invicta Ciudad de Oporto y somos Tripeiros!
Si te ha gustado este artículo y quieres seguir aprendiendo más sobre la historia de Oporto, puedes encontrar más en nuestra sección de “Historia y Monumentos de Oporto”.